A las vacaciones les pasa como a todo lo bueno: se terminan, y siempre demasiado pronto. Tras unos días en Galicia alejado del mundanal ruido, finalmente he retornado a los fragores de la capital. Apresuramiento y canícula para saludar al sufrido trabajador, recibido con los brazos abiertos por una bandeja de entrada a rebosar de mensajes.Habrán notado el marcado descenso de mi ritmo de publicación en los últimos días, y el hecho de que ninguna de mis entradas se acercase, ni siquiera por asomo, al mundo del Derecho. Ello no ha sido fruto de la casualidad, de la pereza, ni de la falta de eventos que habitalmente caracteriza este mes de agosto. Simplemente necesitaba desconectar. Y créanme que lo he conseguido. No obstante, comienzo la semana con el propósito de ponerme al día cuanto antes. ¡Les mantendré informados!
Y es que, aunque parezca que el mundo se detiene mientras que uno goza de un merecido descanso, nada más lejos de la realidad...
Foto: "Hace calor", de Pepelisu
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