El mapa que antecede a estas líneas une dos poblaciones, una española y otra italiana. La primera, una ciudad gallega de orígenes prerromanos, capital de provincia hasta bien entrado el siglo XIX y declarada conjunto histórico-artístico por sus impresionantes monumentos. La segunda, una localidad apuliana con apenas doscientos años de historia, que logró la autonomía como municipio a principios del siglo XX. Se trata de Betanzos y de Collepasso. Y entre ambas ya suenan campanas de hermanamiento.
En el año 2005, la Comisión Europea creo la Agencia Ejecutiva en el ámbito Educativo, Audiovisual y Cultural, para que se ocupase de gestionar las actividades de la Unión en estas tres áreas. Dentro de su programa "Europa para los ciudadanos" incluye una acción dedidacada al hermanamiento de poblaciones, que prevé la aportación de subvenciones europeas. Y he aquí el quid del asunto: los colepasenses han estado avispados, y han enviado una solicitud a Bruselas para hermanarse con mi natal Betanzos y con Balatonfüzfö (Hungría). Y las autoridades políticas locales brigantinas, encantadas.
No obstante, y pese a sentirme honrado por la generosa oferta italiana, creo que lo oportuno es rechazarla. Más que nada, porque este programa comunitario se creó para estrechar lazos entre ciudadanos que comparten modos de vida parecidos. Y, con todos mis respetos para esta localidad salentina, Betanzos y Collepasso se parecen como una pera a una castaña.
Si desde el Concello se alberga la loable intención de hermanarse con una localidad italiana, en mi modesta opinión, deberían empezar a estudiar lugares como San Gimigniano, Taormina o Novara, por poner tres ejemplos bien dispares. Ciudades históricas, con un patrimonio notable y de unos diez mil habitantes. Por aquello del equilibrio, vamos...
Actualización (30.07.2008)
Por si les interesa, les adjunto un enlace de El PasaTiempo, que profundiza en el tema.
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