Imagínese un laaaaaaaaaargo apagón en su casa. Helados derretidos, leche adquiriendo vida propia y mejillones enlatados para comer, porque la vitrocerámica tampoco funciona. Llegar a casa sudando, por tener que subir siete pisos a pie, y no poder encender un mísero ventilador. Y todo porque a algún vándalo se le ha ocurrido robar los cables eléctricos de su barrio. ¿Les parece surrealista? Pues pasó en Barcelona hace unos cuantos meses, por citar un ejemplo, aunque por aquel entonces a nuestros sufridos afectados les preocupaba más no poder encender la calefacción...
Y es que el cobre está por las nubes: entre el progresivo incremento de su demanda por las economías emergentes, y la especulación llevada a cabo por unos inversores recelosos de invertir en bolsa en tiempos de crisis, su precio ha seguido esta evolución en los últimos años:
Les cuento todo esto porque el Seprona ha detenido a 35 sujetos en nuestro país, acusados de participar en el robo de 167 toneladas de este rojizo metal. ¿Su origen? La red eléctrica, los cables telefónicos, las catenarias de Renfe... Sólo Telefónica sufrió más de mil saqueos durante 2007, que dejaron incomunicadas a miles de familias a lo largo de toda nuestra geografía.
Si quieren ver cómo actúan estos angelitos, no se pierdan el siguiente reportaje emitido por Antena 3 Noticias. Prefieren dejarse caer por zonas tranquilas, y tienen especial predilección por los pares de cobre de las compañías de telecomunicaciones, que al parecer son los que concentran más cantidad de hilos en su interior. Posteriormente queman los cables para eliminar las cubiertas plásticas que los recubren, y venden el metal a empresas de chatarrería por un precio de unos 4€ el kilo. En el caso que nos ocupa, más de 400.000€ de botín por el que se enfrentan a un delito de hurto que, como máximo, dará con sus huesos en la cárcel durante un par de años. Si hasta les va a salir rentable...
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