"(...) la conclusión más obvia es que las direcciones IP obtenidas por Google y otros sitios Web no son lo suficientemente significativas o relevantes para ser calificadas como dato personal, desde el punto de vista de la directiva de protección de datos de la Unión Europea (...)"En tal sentido, el Grupo del Artículo 29, órgano consultivo en materia de protección de datos de la Unión Europea, ha reconocido en su opinión 4/2007 que "algunos tipos de direcciones IP, en determinadas circunstancias y por diversas razones técnicas y organizativas, no permiten realmente la identificación del usuario", si bien matiza que "a menos que el prestatario de servicios de Internet sepa con absoluta certeza que los datos corresponden a usuarios que no pueden ser identificados tendrá que tratar toda información IP como datos personales".
Los hechos parecen afirmar que Google pliega velas, y que da por buena esta teoría. Y ello pese a las reticencias sostenidas en la última conferencia de la Red Iberoamericana de Protección de Datos. Según cuenta El País, para evitar revelar las direcciones IP de multitud de usuarios de YouTube en un procedimiento abierto contra el portal por vulneración de derechos de propiedad intelectual, la compañía de Mountain View se escudó en el carácter personal de dichos datos. Si se confirma esta noticia, se me ocurre más de uno que intentará aplicar a Google la doctrina de los actos propios. Y si no, al tiempo.
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