Corrupción local

Noticias como las aparecidas en los medios la semana pasada me indignan. Por un lado, en dos pequeñas localidades de la sierra madrileña se ha destapado un nuevo caso de -presunta- corrupción policial, que viene a unirse al descubierto meses atrás en la no muy lejana Coslada. Una nueva afrenta contra la credibilidad y el buen nombre de nuestras policías locales, que como bien recoge Diario Crítico "deben ser el primer cuerpo de seguridad para el ciudadano, porque es el más cercano. Y si no podemos confiar en él, vamos muy mal".

Por otra parte, el alcalde de Seseña ha sido acusado por la fiscalía anticorrupción de prevaricación, cohecho y fraude fiscal. Con la sombra del Francisco Hernando, el Pocero, en la mente de todos. Otro -supuesto- caso de corrupción urbanística, a unir a los de Estepona, Marbella, Telde, Los Alcázares, Andratx...

La política local está podrida. Así lo manifiesta el Informe 2008 sobre la Corrupción en España, elaborado por la ONG Transparencia Internacional, al afirmar que "empieza a existir un cierto clima de escándalo en relación a la corrupción en el nivel local de gobierno, en especial con la vinculada al ámbito urbanístico" . Y es que dejando a un lado honrosas excepciones, esté país está repleto de alcades, concejales y diputados provinciales cuyo progresismo patrimonial asusta. Mientras, las entidades locales exigen del Estado una reforma en su sistema de financiación que les reportaría alrededor de 7.000 millones de euros. Sinceramente, visto lo visto, no sé qué pensar...