No he podido evitar sonreir a la vista de este magistral post colgado por Alejandro Gándara en el blog que mantiene en El Mundo. Es innegable que es absolutamente exagerado, como toda parábola que se precie. Por eso me ha gustado tanto. Que tomen nota los señores Maragall, Carod-Rovira y compañía... [+] Leer el artículo.
miércoles, 18 de mayo de 2005
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