Casados

Todavía recuerdo cómo os conocí. Fueron situaciones muy distintas, la verdad, y supongo que escaparán del interés de la gran mayoría. Sin embargo, no creo que os importe que las comente.

A ti te conocí en la primera comunión de tu primo. Ambos ibamos en tercero de EGB, pero en colegios diferentes. Aquel día, en la Hípica, la liamos bastante gorda. Como corresponde a unos críos de ocho años, vamos. No me caiste demasiado simpático, pero me imagino que sería porque jugabas mucho mejor al fútbol que yo, o algo por el estilo. ¿Quién me iba a decir que años más tarde íbamos a ser compañeros de colegio, de copas, de carrera?

A ti, en cambio, te conocí un poco más adelante, en una fiesta de fin de curso en... ¿2º de BUP, quizás? Estaba echando unas canastas cuando apareciste con unas amigas, y no tardamos demasiado en hacer grupo y salir todos juntos los fines de semana. Ley de vida, por otra parte, entre alumnos de colegios hermanos.

Todavía no he asumido que os hayáis casado. He de decir en mi favor que mi lamentable estado físico, fruto de tres días de fiesta extrema y continuada, no ha ayudado en absoluto, pero sigo sin veros con anillo. ¡Es que es muy fuerte! No obstante, lo que sí que he asumido y vivido en primera persona ha sido la impecable celebración de vuestra boda. Allí estábamos los de siempre, reunidos de nuevo, superando el hecho de que ahora desarrollemos nuestras vidas en ámbitos y ciudades muy distintas. Allí estaban algunos de nuestros padres, de nuestros profesores, gente que en su día contribuyó a que seamos como somos ahora. Y todo gracias a vosotros... ¡Qué bien jugado!